Elsy
Villacís Ramírez, profesora de la escuela Dr. Francisco Falquez Ampuero
Nº 93, interactúa en clases con sus alumnos del cuarto año de básica,
paralelo B.
Los principios constructivistas se utilizan para describir la enseñanza humana.
Trabajos grupales, exposiciones, mesas redondas, talleres, entre otras
actividades, son los métodos de enseñanza más utilizados por los
maestros al momento de impartir sus clases. Pero, ¿en qué contribuye la
aplicación de esta metodología en el proceso de aprendizaje?
Claudia Lucía Ordóñez, directora del Centro de Investigación y
Formación en Educación (CIFE) de la Universidad de Los Andes (Colombia),
estuvo en Guayaquil la semana pasada para responder esta interrogante.
‘Implicaciones del constructivismo en el aula de clases’ fue el taller
que Claudia Lucía Ordóñez dictó a educadores de los niveles primario,
secundario y universitario. En él habló del constructivismo no como un
modelo pedagógico, sino como una teoría sobre el aprendizaje y el
desarrollo de la inteligencia.
Esta disciplina –cuyo pionero fue Piaget, biólogo suizo y psicólogo del
desarrollo– promueve una serie de principios aplicables al aula de
clase.
Sin embargo, Ordóñez explicó que si estos preceptos son mal utilizados también pueden ser destructivos para el estudiante.
Ordóñez asegura que uno de los principales problemas de la educación en
el Ecuador radica en que los profesores que han sido capacitados con
base en el constructivismo desconocen los principios teóricos de esta
disciplina. “Solo conocen ciertas aplicaciones.
La formación de los maestros está centrada básicamente en las
metodologías pedagógicas, que no son más que recetas de cómo hacer cosas
en clase”.
Principios básicos La aplicación de la teoría El constructivismo nos informa que
el profesor dejó de existir es una tergiversación de los principios del
constructivismo, señaló Ordóñez.
Al llevar a la práctica este principio, toda la responsabilidad del
aprendizaje recae en el alumno, lo que implica que investiguen, hagan
una valoración, expongan y presenten un resultado sin mayor
intervención del profesor. Este proceso, sin una guía, puede llevar al
estudiante a un aprendizaje equivocado.
Ordóñez señala que el maestro constructivista debe diseñar ambientes de
aprendizaje en los que el estudiante pueda desarrollar actividades con
el apoyo del profesor y sus compañeros. Este principio se conoce como
Aprendizaje de muchas fuentes.
El desempeño auténtico es otro principio constructivista importante que
promueve los trabajos de campo y el uso de una metodología basada en los
problemas. Si bien este recurso es muy utilizado, especialmente a nivel
superior, en su aplicación debe tomarse en cuenta la autenticidad de la
disciplina que cada alumno está aprendiendo.
Un elemento que el maestro puede y debe emplear en clase es traer a
cuento las experiencias de sus alumnos, aplicando así otro principio: La
gente aprende de su experiencia.
El aprendizaje es un proceso es considerado por Ordóñez como el
principio más difícil de aplicar. Todo maestro debe tenerlo en cuenta,
según dijo. “No podemos olvidar que el aprendizaje está en constante
proceso de cambio y en una mejoría permanente”, agregó.
Ordóñez aseguro que los profesores deben entender que los niños y
jóvenes que están aprendiendo con ellos tienen más habilidades de lo que
creen. “Hoy en día el profesor tiene que convertirse en un observador
tremendo de lo que los alumnos pueden hacer y de lo que realmente hacen
cuando se les permite”.